
Habrá quien diga, burlón, que el Real Madrid consiguió la clasificación para octavos contra el BATE. Hay que reconocer el mérito de ganar a un grupo de aguerridos eslavos en su estadio y en su nieve. Los partidos así suelen ofrecer muchas excusas , pero el Madrid no utilizó ninguna. Ni calculó, ni se afligió. Ni siquiera tiritó, y hasta Pepe y Raúl vistieron manga corta para demostrar que también hay cosacos en Villaverde y en Brasil.El primer valor del Madrid fue asumir la importancia de la cita y saltar al césped consciente de que, tras el empate del Zenit contra la Juventus, una victoria le aseguraba el pase.
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